Día 18/1096: Haciéndome rico y logrando el físico de un fisicoculturista para recuperar a mi novia con la ayuda de la IA
Hoy termina enero, el primer mes de este proyecto, y sigo emocionado, sigo creyendo en él con la misma fuerza con la que empecé. A veces me pregunto cuánto tiempo me llevará llegar a la meta, pero no me importa. Lo que realmente me importa es que estoy en el camino, que cada día doy un paso más. Estoy convencido de que algo grande voy a lograr. Lo siento en el pecho, en la energía que se mueve dentro de mí, en esa sensación de que estoy construyendo algo que, aunque hoy parezca pequeño, con el tiempo se convertirá en una realidad sólida.
No voy a mentir, cada vez es más difícil. Algunos días la desmotivación golpea fuerte, y por momentos siento que la energía flaquea. Es en esos momentos cuando tengo que recordarme a mí mismo por qué empezé. No hay día que no vea mis tatuajes y sienta ese recordatorio de lo que estoy haciendo. Son marcas permanentes, como si fueran anclas en mi piel que me sostienen cuando la corriente es fuerte. Cada línea de tinta es una promesa, un pacto conmigo mismo de que no me voy a rendir.
Y luego está mi cadenita. No es valiosa en términos materiales, pero para mí lo significa todo. La llevo conmigo como un amuleto, un objeto que guarda toda mi fe y mi compromiso. Es un testigo de mis avances, de mis luchas, de mis pequeñas victorias diarias. A veces la sostengo en mis manos y cierro los ojos, respirando hondo, recordando por qué hago esto. Y cuando abro los ojos, siento que algo dentro de mí se fortalece, como si cada día que pasa me hiciera más resistente.
Sigo firme con mis afirmaciones 369 de Tesla. Me levanto, las escribo, las repito en mi mente y las siento en mi corazón. Al principio parecía un simple ejercicio, pero ahora lo veo como un ritual, como una manera de hablarle al universo y decirle exactamente lo que quiero. Es mi manera de plantar semillas en la realidad que quiero construir. Y cada día siento que esas semillas están germinando, que algo está cambiando en mi energía, en mi forma de ver la vida.
Hoy fui al club, y no solo eso, también corrí en la rambla. Sentir el viento en la cara mientras avanzo, sentir mi cuerpo en movimiento, me recuerda que estoy vivo, que estoy en acción. No hay mejor sensación que la de moverse, que la de saber que el esfuerzo se traduce en fortaleza. Y después de eso, fui a ver a Aguada. Me hace bien desconectarme un poco, disfrutar de algo que me apasiona sin que todo gire en torno al proyecto. Porque sé que si solo pienso en esto, puedo desgastarme. Necesito equilibrio, y ver a mi equipo jugar me llena de energía y de emoción. Me recuerda que la vida también es para disfrutarla, para vivir cada momento con intensidad.
En cuanto a mi alimentación, sigo intentando mantenerme en el camino correcto. No es fácil, pero cada día avanzo un poco más. Sigo sin tomar Coca-Cola, algo que antes era impensado para mí. Es un cambio pequeño, pero significativo. Tomo mucha agua, hidrato mi cuerpo, le doy lo mejor. Cuando trabajo en la oficina, elijo comer tartas de verduras; cuando estoy en casa, busco opciones saludables. No siempre es perfecto, hay días en los que me cuesta, pero lo importante es que sigo en la dirección correcta. Cada elección cuenta, cada pequeño esfuerzo suma.
Hoy, cerrando enero, me siento fuerte. Me siento en el camino correcto. Sé que todavía falta mucho, que habrá días duros, que habrá momentos en los que mi mente me querrá jugar en contra. Pero también sé que tengo las herramientas para seguir adelante. Tengo mis afirmaciones, mis tatuajes, mi cadenita, mi disciplina, mi corazón puesto en esto. Y mientras todo eso esté conmigo, no hay manera de que me detenga.
Enero fue el primer paso. Ahora sigue febrero, y sigo listo para lo que venga.

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